Tengo un dolor profundo,
perder, sentir y sentirse
destruido por las horas;
como si el invierno cobrara mis faltas.
Es inscipiente la sensación
un bello clamor
hecho ánima y rosa.
Los pájaros no soportan
este invierno inverosímil,
estamos como ausentes figuras
en una oscuridad perpetua,
en un glacial inconmesurable.
-Ya nada-, la carne no palpita,
el espíritu se ha petrificado y
lentamente...
un coagulo de cristal
se ha vuelto el aire...
un ensoñador silencio
arrulla, como llamando
la muerte.
Bellos inviernos
cayeron antes en mis ojos apagados.
Angel y demonio,
perfume sensual que cae en las hojas
inexistentes como tinta.
El arte y la potencia,
condecorados en el firmamento gris metálico.
Mis ojos, son el único monumento "aleteando".
Como en busqueda de serenidad
en la blanca oscuridad
de este recuerdo presente,
telúrico e
inacabado.
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